Fortaleza Mental por el Lic. Carlos Giesenow

Concentración I – Lidiando con los distractores externos.

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En el golf, el manejo de la concentración es uno de los factores claves para alcanzar el máximo rendimiento.
La concentración es la habilidad para dirigir y mantener la atención hacia el aspecto requerido de la tarea que se está realizando.

Estar concentrado es atender únicamente a aquellos aspectos relevantes de la actividad deportiva que se realiza y no prestar atención a otros estímulos que no son importantes en esa actividad.

Primer aspecto importante: es una habilidad, esto quiere decir que se puede aprender, entrenar y mejorar. No es un don inmodificable dado desde el nacimiento.

Entonces, tenemos una tarea que estamos realizando (por ejemplo, embocar un putt) y ciertas demandas atencionales (estímulos relevantes) que la situación impone para realizar dicha tarea (calcular la distancia, leer la caída, tomar en cuenta como está el green, evaluar el stance y la tensión muscular, etc.). A su vez, existen estímulos que pueden actuar distrayéndonos (compañeros de juego, público, ruidos). ¿Es la posibilidad de birdie un aspecto relevante? Claramente no. Lo único relevante está relacionado con la tarea en sí, no con el resultado.

En el campo de golf uno siempre se enfrenta con potenciales distractores que amenazan nuestra concentración. Estos se pueden clasificar en externos e internos. Los externos, obviamente, son aquellos ajenos a la persona.

Entre ellos se encuentran:

Ø Score/resultados: Estar constantemente contando los golpes funciona la mayor parte del tiempo como un enorme distractor y un gran factor de presión. Hay que concentrarse en lo que uno puede controlar que es el proceso de realizar el golpe, ni más ni menos que eso. El resultado vendrá simplemente como consecuencia. Si estoy haciendo mi mejor vuelta de mi vida lo único que tengo que hacer es pegar el siguiente golpe de la mejor manera posible, si estoy realizando la peor vuelta de mi vida, lo único que puedo hacer es pegar el siguiente golpe de la mejor manera posible, entonces, ¿para qué sirve contar los golpes antes de que termine la ronda? Ni hablar de estar comparando con los compañeros de juego o rivales en el torneo.

Ø Condiciones climáticas y del terreno: El viento, una llovizna, son condiciones que, si bien entran en juego, uno no tiene ningún control. Por lo tanto hay que aceptarlas y jugar con ellas, de nada sirve enfadarse porque haya mucho viento o porque los greens estén demasiado secos y no agarren bien.

Ø Público: Estos pueden resultar distractores tanto por los ruidos como por sus movimientos. A veces no es tanto la cantidad lo que influye sino lo significativos que nos resulten. La presencia de padres, esposas, novias, novios, etc., entre los espectadores puede resultar más distractor que una tribuna con mil personas por el significado emocional que tienen.

Ø Competidores: Hay mil historias de jugadores mañeros que le hicieron «la psicológica» a sus rivales.

Vale la aclaración de que la psicología del deporte no se ocupa de enseñar a realizar este tipo de trucos.

Muy por el contrario, además de sostener las reglas de etiqueta, esta disciplina científica procura ayudar a los golfistas a superar estas tretas sin entrar en el juego del rival.

Un ejemplo es la anécdota que relata Roberto De Vicenzo donde cuenta que en un desempate con Coby Legrand, un jugador de menor experiencia, «estábamos frente a un hoyo que tenía una zona peligrosa en uno de los costados y se llegaba al green con el drive, aunque con riesgos. Coby tiraba primero y me miraba de reojo para ver qué hacía yo.

Entonces saqué el drive de la bolsa, tratando de hacerle creer que tiraría con ese palo; en realidad, jamás contemplé esa posibilidad. Pues bien: mi rival tiró con el drive y se fue a la zona peligrosa.

Enseguida tomé un hierro y llegué al green, para luego tirar un putt que me dio el título.» A un jugador con autoconfianza y «fuerte» mentalmente, la acción del jugador más experimentado seguramente no le hubiera distraído de concentrarse en su propia estrategia de juego.

Una idea principal que podemos empezar a incorporar es que lo que nos ocurre no es tan importante como lo que hacemos con lo que nos ocurre . Es la actitud que adoptamos frente a los hechos la que va a ser definitoria, no los hechos en sí. Esto nos lleva a los distractores internos que son más insidiosos que los primeros ya que dejar que diferentes hechos nos alteren, nos hagan enojar, en definitiva, nos desconcentren , depende exclusivamente de nosotros y de nuestra «fortaleza mental» para manejarlos.

Entonces, lo externo tiene su contraparte en lo interno, que es en realidad lo más importante.