Fortaleza Mental por el Lic. Carlos Giesenow

La transición del driving a la cancha.

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Muchos entusiastas del golf, especialmente aquellos que recién comienzan , que todavía no tienen su juego demasiado asentado o que están en pleno cambio técnico para mejorar ciertos aspectos de su swing, comentan que tienen dificultades a la hora de realizar la difícil transición del driving a la cancha.
Notan que los tiros que les salen muy bien en la práctica no los pueden llevar al campo.

Algunos de los problemas de quienes se quejan están relacionados con olvidarse las indicaciones del profesor, otros piensan mucho (quizás demasiado) en lo que deberían estar haciendo (es decir, en el aspecto técnico) y no les sale un golpe o un swing natural (lo que comúnmente puede denominarse como fluido), en definitiva, les resulta difícil llevar a la cancha lo que aprenden en el driving.

Veamos algunos ángulos para abordar este asunto que se puede tornar traumático.
En primer lugar nunca debemos olvidar los Principios PEPA:

Perspectiva: para tener en claro el lugar que ocupa el golf en nuestras vidas y que nuestro nivel de juego actual no representa lo que somos como seres humanos (por más frustrante que encontremos una vuelta de golf).

Expectativas realistas: en el caso que nos toca esto significa entender que la transición driving-cancha no es sencilla ni automática y que puede requerir tiempo y una dedicación específica al asunto.

Paciencia: para no perder la calma cuando nos cuesta mejorar algo o las cosas no salen como queremos y para saber esperar a que los cambios terminen de asentarse.

Aceptación: para no alterarnos innecesariamente ante algún evento indeseado o inesperado en el juego. También para tolerar los altibajos que este deporte trae y no dejar la cancha pensando que tuvimos una vuelta “terrible” solo porque en un hoyo hicimos triple bogey cuando en el resto estuvimos dentro de nuestro hándicap.

Todo esto ayuda a no cargarnos con una dosis innecesaria de frustración que nos aleje de disfrutar del juego ( ¿ no se supone que lo hacemos para disfrutar mientras nos esforzamos por mejorar? ).

Entonces, se hace claro que según nuestro nive de juego y tiempo dedicado a la preparación puede ser perfectamente entendible que no podamos transferir nuestras habilidades al campo de juego tan rápidamente. También se debe tener en cuenta que en realidad son muy pocos los deportistas en el mundo que pueden jugar en competencia al mismo nivel que lo hacen en entrenamiento.

Esta es una realidad más allá del profesor con que uno trabaje.

Aceptado esto pasemos a ver las situaciones planteadas, primero abordaremos sugerencias para aquellos que tienen dificultades a la hora de recordar las indicaciones de su profesor.
Este es un problema más común para aquellos que están más bien en una etapa inicial del aprendizaje o que están buscando modificar algo después de mucho tiempo jugando de determinada manera.

El primer paso, como se señaló, es aceptar que esto es entendible. Al ser un deporte con un gran componente técnico toma dedicación llegar a un punto en el proceso de aprendizaje en el cual tengamos dominado y “naturalizado” el gesto del swing que nos proponemos lograr. Además, las indicaciones al principio son muchas como para manejarlas todas, por más que nuestro profesional las dosifique para nosotros.

En segundo lugar, puede ser útil llevarnos de la clase ciertas anotaciones al respecto, ya que, teniendo en cuenta el estrés con el que se vive actualmente, es fácil pensar que nos podemos olvidar muchas de las indicaciones. Mejor aún si tenemos algún registro en video como para repasar y reforzar el aprendizaje

(hasta podemos usar nuestros celulares o dispositivos de MP4 con una simple grabación de audio y/o video, no necesitamos gran calidad de imagen, sino un simple recordatorio de los puntos claves).

También puede ser muy útil ensayar mentalmente en aquellos días en los cuales no podemos practicar. Darnos diez minutos diarios (esos diez minutos tan fáciles de decir pero tan difíciles de encontrar) para visualizar los golpes.

Esto es, crear en nuestra mente la experiencia completa del golpe de la manera más vívida posible (incorporando todos los sentidos, sobre todo la vista y la sensación interna de movimiento corporal, pero también el oído, e incluso el olfato y hasta el gusto).

Aunque se pueden adaptar variantes al estilo personal la idea básica es ensayar mentalmente el tiro deseado con cada palo desde el momento previo al golpe hasta que llega al objetivo, imaginando el vuelo de la pelota.

Esto también tiene un impacto positivo sobre la motivación, el control de la ansiedad y la confianza.

Otra es la situación de aquel que “piensa demasiado” en los aspectos técnicos del juego y esto le reduce la posibilidad de realizar un golpe fluido. Acá hay que tener en cuenta algo que a menudo menciona Bob Rotella, esto es, que existen dos tipos de mentalidades para jugar:

– la mentalidad de entrenamiento, que es la analítica, la que descompone el swing en cada componente y que busca la perfección en cada parte del gesto técnico. Es la que hace que aprovechemos al máximo nuestro día de entrenamiento y permite las mejoras, y

– la mentalidad de confianza, que es la que va a hacer que rindamos mejor durante la vuelta, donde solamente “reaccionamos” a nuestro objetivo confiando en el swing que ya sabemos y ya no pensamos en la mecánica del movimiento.

En el primer caso se piensa más en lo que hace el palo de golf mientras que en el segundo se apunta a sentir lo que se quiere que la pelota haga en la cancha.

Pero, he aquí el problema, hacer el switch de una mentalidad a la otra no es tan simple. Incluso algunas personas, que a la hora de abordar sus desafíos tienden a adoptar un estilo muy analítico, tendrán gran dificultad para pasar de una a la otra. Entonces, el primer paso, es practicar en el driving el empleo de la mentalidad de confianza, la de simplemente fijar el lugar donde queremos poner la pelota y pegar, tomándonos el tiempo para hacer nuestra rutina pre-golpe pero sin estar pensando en la mecánica del cuerpo más allá de decirnos alguna palabra o frase “gatillo” que dispare la acción.

Estas palabras o frases son más bien instrucciones de tipo telegráfico (donde parte de la frase suele quedar implícita) y pueden ser más técnicas (“salí despacio”, “hombro izquierdo”, “cabeza quieta”, etc.) o más apuntadas a la sensación ( “suelto”, “fluido”, incluso puede ser tan simple como la palabra “swing” o «chip», ¿por qué no?, un más osado “grip it and rip it” ).

Una cosa u otra van a depender del momento que estemos en el aprendizaje pero también de nuestra preferencia individual. Hay personas que prefieren un “gatillo” más técnico y otros uno de sensación pero en principio sería más recomendable empezar a adoptar uno del segundo estilo a medida que vamos afianzando nuestro juego ya que pensar en la técnica nos puede acercar mucho al famoso y temido “parálisis por análisis”.

Otra herramienta de gran utilidad es entrenar usando simulaciones.
Una manera de realizar esto en el driving es imaginarse el hoyo que queremos jugar (alguno con el que estemos familiarizados) y jugarlo cómo si estuviéramos ahí.

Si habitualmente salgo usando una madera 3, emplear este palo y hacer el golpe tal cual lo haría en la cancha (con la rutina pre-golpe completa y todo).

Después en función de donde quedó emplear el palo que utilizaría en ese hoyo. Incluso si la pelota en ese hoyo hubiese quedado entre los árboles realizar el tiro que habría que hacer para jugarla a buena. Si bien nada reemplaza el juego concreto en el campo esto es lo más cerca que podemos estar y es un recurso muy útil y válido para soltarnos a la hora de jugar y empezar a hacer ese click hacia la “mentalidad de confianza”.
Nuevamente también la visualización aquí puede venir muy útil.

Si visualizamos los tiros haciéndolos de forma fluida, suelta y concentrándonos sobretodo en la sensación corporal al hacer el golpe, podemos seguir grabándonos esa sensación y no pensar tanto en la mecánica del swing. Para esto, en realidad se empieza a la hora de la práctica.

Hay que hacer un esfuerzo consciente para comenzar a tener un registro de la sensación corporal al hacer el golpe.

¿Cómo se siente mi cintura al hacer el golpe? ¿Mis piernas, las rodillas, las manos, los hombros, etc.?

Muchas personas les cuesta esto y como que no tienen una memoria de la sensación hasta que se ponen a trabajar sobre ello de manera específica.

Por último, mencionaremos brevemente algunas sugerencias para aprovechar al máximo cada día de práctica y lograr que el aprendizaje sea más efectivo.

Es muy importante fijarse objetivos al practicar. Esto hace que se aproveche al máximo el tiempo que tengamos. El objetivo debería ser más específico que “pegar 100 pelotas” sino realmente apuntado al aspecto del juego en el que voy a focalizar.

Por ejemplo, la sacada del palo, la terminación, mantener la cabeza quieta en cada golpe, etc.

Para ser un experto se deben sumar horas de entrenamiento pero no de pegar pelotas solo por pegar, sino que la práctica debería ser “intencionada” (o deliberada). No con el afán de pasar el rato o distraerse del ajetreo diario sino una práctica altamente estructurada con el expreso deseo de progresar.